Resident Evil

Organizamos los grupos. Me tocó quedarme, una vez más, con Core. Tendría que cuidar de las niñas.

Comprobé que me quedaban suficientes balas de escopeta para recargar un par de veces el arma, más las que había ya dentro.

-En lugar de quedarnos fuera, que puede ser peligroso, encontremos una habitación libre de peligro y atrincherémonos ahí. Entramos todos en la casa - dije, luego miré a las niñas - quedaos en el medio de nosotros, así no os pasará nada.

Entramos

Me tocó echar un vistazo a la casa. El científico, Core, y el hombre mayor se quedarían con las niñas. Caminamos juntos hasta una sala sin peligro, y omprobamos que en el salón no había peligro.

Por suerte, no parecía que fuera a haber demasiado peligro allí. Supuse que nos habíamos alejado lo suficiente, ya que a parte de zombie de la entrada, la casa estaba más o menos normal, sin nada demasiado roto.

Comprobé que una escalera llevaba al piso superior, así que miré a Radcliff, y olvidando que en el pasado había sido mi superior, dije:

-Radcliff, ve tú a mirar arriba. Hay más que mirar, pero llevas un rifle y podrás defenderte bien. Yo iré a echar un vistazo en el sótano.

Sin esperar su respuesta, me dirigí hacia una puerta vieja y gastada. La abrí y comprobé con una sonrisa que había acertado, era el sótano. Busqué a tientas el interruptor y cuando lo encontré, lo pulsé. Una bombilla vieja iluminaba parcialmente la habitación. Bajé las escaleras con todo el cuidado del mundo, con la pistola en mano, preparado para cualquier cosa.

Pronto comprobé que no había peligro. Había varios trastos viejos, y una mesa, en la que descansaban muchos folios desordenados, algunos instrumentos de escritura y una pequeña lamparita. Bajé el arma y caminé hacia la mesa, pero sin bajar la guardia. Cuando llegué a los folios y encendí la lamparita. Antes de avisar que no había peligro, mi curiosidad llevó a mis ojos hacia los folios, en los que pude leer:

Querida Diana.

Pasan los días y no sé qué hacer para seguir allí actuando como si todo fuese normal. Al principio veía esos experimentos con buenos ojos, al fin y al cabo, era por una buena finalidad, por un bien común. Pero cada día que pasa, veo cosas que desearía no haber visto. Para ellos el fin justifica los medios, pero yo creo que sus medios sobrepasan ciertos límites que no estoy dispuesto a pasar. Te mando esta carta, ya que no me fío ni del teléfono ni de internet. Ellos controlan muy bien la información y no quieren que nada salga de allí, así que te mando una carta al estilo tradicional por si me han cortado el teléfono o me han hackeado el ordenador. Posiblemente ya saben lo que pretendemos...

Recuerda, el código es "ProyectoT2579". Después de hacer lo que acordamos, vete de la ciudad. Vete rápidamente. No quiero que salgas herida.

Te quiero.

Y tras la despedida, de un garabato que hacía de firma se podía sacar algo como "Charles Z". No sabía ni quien era Diana ni quien era ese tal Charles, pero si algo sabía ahora era que estábamos en casa de Diana, y posiblemente tanto uno como el otro tenían que ver con la Corporación. O al menos eso supuse con tanto secretismo, tanto experimento y con lo de "Proyecto T". Desde que yo me había ido de la Corporación, no pensé que podrían llegar a mi ordenador o mi teléfono. ¿Y si sabían cosas de mi vida? ¿Y si mi estaban vigilando más de lo que pensaba?

Subí rápidamente al piso superior y me dirigí hacia los dos hombres que vigilaban a las niñas.

-Abajo no hay peligro, pero... he encontrado algo interesante.- Les extendí la carta mientras decía.-¿Alguno de vosotros conoce a la dueña de esta casa, Diana, o a un tal Charles Z?

Al final nos quedamos Klaid y yo cuidando de las niñas.
-En lugar de quedarnos fuera, que puede ser peligroso, encontremos una habitación libre de peligro y atrincheré monos ahí. Entramos todos en la casa - dijo - quedaos en el medio de nosotros, así no os pasará nada.
- No es mala idea, aunque estaremos un poco atrapados si nos atacan; así que espero que si vienen nos podamos defender bien - Le dije mientras nos dirigíamos al interior por la misma puerta por la que habían entrado los otros dos y llegamos hasta una de las habitaciones que parecía ser el salón.
Apenas nos dio tiempo a encender las luces y comprobar que no hubiese nada ni nadie en aquel lugar cuando Vlad apareció por la puerta.
-Abajo no hay peligro, pero... he encontrado algo interesante.- Dijo un poco sofocado como si hubiera subido corriendo y nos mostró una papel, el cual yo tomé.
-¿Alguno de vosotros conoce a la dueña de esta casa, Diana, o a un tal Charles Z? - Interrumpió de el segurata antes de que hubiera visto apenas nada de lo que ponía.
- No sé si puede ser - dije - Había una pareja joven que trabajaban paralelamente a Tomas y a mi que realizaban estudios de aplicación de el producto sobre el cerebro. Pero no te puedo decir más, no sé si esta es o no su casa, pero según lo que pone aquí parece que sí que son ellos -Continué tras haber leído un poco más.
- Charles Ziron y Diana Alvarez, si son ellos solo te puedo decir que también continuaron trabajando después de que los militares se hicieran con el control de la corporación.

"Charles Ziron..."-pensé.

Entonces mi mente retrocedió en el tiempo, y recordé, que encima de la chimenea, había una fotografía de mi padre con otro hombre. El hombre se llamaba Charles. Siempre me contaba grandes aventuras, hasta que un día, discutieron...

-¡¡Es tu hija!!- gritaba mi padre - ¡¡La matarás!!
-¿No lo entiendes? Si funciona… ¡será el mayor logro de la ciencia!
-Me das asco. Lárgate.

Cuando salió por la puerta, mi padre quemó la fotografía con aquel hombre, acto seguido, me abrazó.

-Siempre cuidaré de ti.



Me acerqué a Core y susurrando le conté todo lo que acababa de recordar, acurrucándome cerca de él.

Nadie dijo nada durante unos segundos hasta que Rhea se acerco a mi.
- Recuerdo que mi padre los conocía - me susurró al oído - pero se enfadaron porque él experimentaba con su hija y que nunca más quiso saber de él - cuando terminó se acurruco a mi lado.
- Parece que en esta planta no hay nada peligroso - dije mirando a Vlad - supongo que arriba estará igual ,esos bichos no pueden estar en todas partes, pero creo que será mejor que subas a ayudar al coronel por si acaso.

Apenas habíamos terminado de revisar el salón cuando Vlad llegó con una carta.

-¿Alguno de vosotros conoce a la dueña de esta casa, Diana, o a un tal Charles Z? -

- No sé si puede ser - dijo Core - Había una pareja joven que trabajaban paralelamente a Tomas y a mi que realizaban estudios de aplicación de el producto sobre el cerebro. Pero no te puedo decir más, no sé si esta es o no su casa, pero según lo que pone aquí parece que sí que son ellos - Cogió la carta y leyó un rato - Charles Ziron y Diana Alvarez, si son ellos solo te puedo decir que también continuaron trabajando después de que los militares se hicieran con el control de la corporación.

Luego miró a Vlad y le dijo
- Parece que en esta planta no hay nada peligroso supongo que arriba estará igual ,esos bichos no pueden estar en todas partes, pero creo que será mejor que subas a ayudar al coronel por si acaso.

Miré al ex-miembro de seguridad de Umbrella, me di cuenta de que el militar no estaba con él y le pregunté:
- ¿Dónde está el coronel? Se supone que teníais que inspeccionar juntos la casa por si os ataca alguien. Te aseguro que aunque no lo parezca, el peligro puede llegar desde cualquier lado. En este tipo de situaciones, no importa lo a salvo que creamos estar, nadie puede quedarse solo. Cada uno de nosotros es importante.

Observé la estancia con algo más de detenimiento. Algunos cuadros torcidos ocupaban dos de las paredes, otra estaba adornada con una ventana al exterior y la restante estaba completamente ocupada con un mueble que llegaba hasta el techo. Un mueble de madera que parecía haber vivido más del tiempo que merecía. El color de la pintura estaba desapareciendo y los cristales de las puertecitas tenían manchas que daba la impresión de que no desaparecerían por mucho que las frotasen. Una vieja tele descansaba en uno de los cubículos del mueble, pensados para ello. Los demás estaban llenos de adornos y copas, éstas que sólo se usan en una situación especial y luego se regresan a su sitio deseando que no se rompa ninguna para que no haya que cambiar la decoración. Miré a los dos hombres que estaban conmigo en la habitación y les pedí ayuda:
-Ayudadme mover este mueble hasta la ventana. Será más difícil que entren por ahí si algo como esto les impide el paso.

Cojeé hasta una de las esquinas del mueble y esperé a que los dos jóvenes se pusiesen en posición.

Subí las escaleras con cuidado de no hacer ruido, ya que esas cosas parecían estar siempre alerta. Todo parecía normal, no había señales de que quedase ninguno cerca. Fui inspeccionando el pasillo, moviéndome hacia la derecha al terminar de subir, y encontré la primera habitación vacía. Tan sólo muebles, ni rastro de ningún tipo de vida, ni humana ni de ningún tipo. Seguí hasta el fondo del pasillo y abrí la puerta, que estaba arrimada, empujándola con el cañón del fusil. Deseé no haberlo hecho.

Era obviamente la habitación de una niña, ya que mirase a donde mirase sólo veía color rosa... excepto en la cuna. Evitando a duras penas vomitar, me acerqué a una cuna manchada de sangre, en la que había un cuerpo... sin su cabeza. Le habían arrancado la cabeza a un simple e indefenso bebé. Pronto vi que ni siquiera se la habían comido. Al menos no entera. Parecía que la hubiesen partido en dos utilizando uno de los bordes de la propia cuna, y que se habían comido la parte de la cara. Todo lo que quedaba era la región occipital, a modo de cuenco macabro, lanzado de cualquier manera a un lado de la cuna. Me di cuenta de que al cuerpo también le faltaba una mano, claramente arrancada no hacía demasiado tiempo. Tras comprobar que no había nada más, salí rápidamente de la habitación, intentando alejar esa imagen de mi mente.

"Realmente está vacía" pensé. Fui registrando todas las salas, y al llegar a la última, vi que la sangre salía por la rendija que había entre la puerta y el suelo. Levanté el fusil y me preparé para lo peor.

Nadie. Sólo los que debían de ser los padres del bebé. Tras comprobar que no había ninguna criatura en el piso de arriba, bajé para reunirme con los demás e informarles.

-... que pone aquí parece que sí son ellos. Charles Ziron y Diana Álvarez., si son ellos solo te puedo decir que también continuaron trabajando después de que los militares se hicieran con el control de la corporación.

Tras oír esto me quedé pensando, sin prestar atención a lo que decían: "Después de que los militares se hicieran con el control de la corporación".

Cuando entré en la sala en la que se encontraban los demás, vi que estaban moviendo un mueble. Carraspeé para llamar su atención.

-No sé si serán Charles y... ¿Diana has dicho? Pero arriba hay una familia que no ha tenido suerte. Aunque peor suerte ha sufrido su pequeña... - Cerré los ojos e hice una pequeña pausa, intentando volver a alejar de mi mente la imagen de ese pequeño cuerpo mutilado - Espero que no sean ellos, sinceramente, ya que si trabajaban en la Corporación, tendrán información acerca de esas... cosas. Parece que tú sabes quiénes son esos dos de los que hablabais. Sube conmigo y veamos si son ellos. Te advierto que lo que vas a ver no será agradable.

Ayudad me mover este mueble hasta laventana. Será más difícil que entren por ahí si algo como estoles impide el paso – Dijo Khalid.
Tardé un poco en levantarme para ir a ayudarle. El mueble era bastante pesado, pero entre los tres conseguimos tapar la ventana con él.

Antes de cerrarla del todo miré por la ventana, estaba muy oscuro, parecía que había muchas nubes en el cielo ya que hacía un poco que había amanecido y no había ni rastro del sol en el cielo.

- No sé si serán Charles y... ¿Diana has dicho? Pero arriba hay una familia que no ha tenido suerte. Aunque peor suerte ha sufrido su pequeña...
- El Coronel apareció por las escaleras - Espero que no sean ellos, sinceramente, ya que si trabajaban en la Corporación, tendrán información acerca de esas... cosas. Parece que tú sabes quienes son esos dos de los que hablabais. Sube conmigo y veamos si son ellos. Te advierto que lo que vas a ver no será agradable.

- Agradable.... - contesté mientras me dirigía hacia él para subir las escaleras – Creo que con lo que yo he visto no puede haber algo que me parezca desagradable.

Dicho eso subimos las escaleras y giramos a la derecha. El Coronel abrió una puerta toda ensangrentada. Tras ella había dos cuerpos.

- y bien? - Pregunto.

Me agaché y les miré a la cara.

- Está claro que esta es Diana – Contesté después de un rato – Pero este no es Charles, no se quien es. Supongo que la mujer no habrá ni si quera leído la carta de su marido ya que tal y como se ve esto no parece que tubería intención de irse.

Me levanté, salimos de la habitación y bajamos con el resto.
- Será mejor que durmamos un rato – Dije – dentro de un par de horas saldremos para la corporación, seguramente Tomas y Charles estén allí . - Hice una pausa – Solo espero que no llueva mucho, por que la entrada a los laboratorios es de tierra y si se enbarra mucho tendremos que ir andando un buen tramo.

Recibí menos información de la que esperaba al mostrar la carta. Pero no todo era tan fácil, y no iba a conseguir las respuestas sólo con un par de preguntas. El caso es que había algo en esa carta que me escamaba.

-Ayudadme mover este mueble hasta la ventana. Será más difícil que entren por ahí si algo como esto les impide el paso.-dijo Khalid.

Y eso fue lo que hice, lo ayudé a mover el mueble para poder tapar una de las posibles entradas de aquellas criaturas. Al poco llegó Radcliff, que al escuchar nuestra conversación...


-No sé si serán Charles y... ¿Diana has dicho? Pero arriba hay una familia que no ha tenido suerte. Aunque peor suerte ha sufrido su pequeña... Espero que no sean ellos, sinceramente, ya que si trabajaban en la Corporación,tendrán información acerca de esas... cosas. Parece que tú sabes quiénes son esos dos de los que hablabais. Sube conmigo y veamos si son ellos. Te advierto que lo que vas a ver no será agradable.-

Tanto Core como el coronel Jake subieron a echar un vistazo. Rhea y la hija del científico parecían más tranquilas. Blame, mi perra, jugaba con ellas y las distraía de todo lo demás. Sonreí al pensar que Blame, pese a ser tan sólo un animal, siempre había hecho mucho por mí. O, en este caso, por los demás. Recordé el momento en el que había ido a rescatarla, y me di cuenta de que realmente había vuelto para sentirme más seguro.

"Gracias, Blame."-pensé.

Volví a mirarme el brazo. Me dolía bastante, pero estaba más relajado. Teníamos una misión: ir a Umbrella. Por una parte, estaba asustado, al fin y al cabo, era más que probable que hubiera más peligro allí dentro que fuera. Por otra parte, me traería recuerdos, y el saber que podíamos sacar antídoto de allí me daba fuerzas.

"¿Encontraríamos a Tomas Smith? ¿Descubriríamos qué pasaba con Charles Ziron?"

Al poco bajaron por las escaleras los dos hombres.

- Será mejor que durmamos un rato – dijo Core, el científico – dentro de un par de horas saldremos para la corporación, seguramente Tomas y Charles estén allí. Solo espero que no llueva mucho, por que la entrada a los laboratorios es de tierra y si se enbarra mucho tendremos que ir andando un buen tramo.

-Buena idea. Intentad acomodaros en el salón. Yo haré la primera guardia.

Un rato más tarde, tras hacer los turnos y un poco de conversación, todos estaban durmiendo y yo estaba sentado vigilando las entradas más cercanas. Recordé la última frase del científico: "la entrada a los laboratorios es de tierra y si se embarra mucho tendremos que ir andando un buen tramo".

Fue en ese justo instante cuando comenzó a llover. No entendía muy bien la ironía de nuestro destino, pero sonreí amargamente yo sólo pensando en nuestro futuro viaje. Iba a ser muy arriesgado.

Releí la carta varias veces durante mi guardia. Había una contraseña. La memoricé. Aunque llevaría el papel conmigo, creí que sería mejor recordarla por si acaso.

Mientras movíamos el mueble, los demás hablaban de la familia de la casa.

Parece ser que no supieron defenderse.

Un rato después, decidimos hacer turnos. El primero se lo pidió Vlad, que se

quedó vigilando mientras los demás dormíamos como pudimos.

Yo había sido elegido para la segunda guardia, así que le dejé dicho al dueño

del perro que me despertase cuando me tocase.

Así lo hizo. Esa breve siesta me sentó genial. Me sentía con fuerza y energía.

Un murmullo constante me indicó que fuera llovía, lo cual no sabía si era bueno

o malo, ya que no sabía si los cadáveres andantes se veían lo más mínimo

afectados por la lluvia. Me entró sed.

-Espera un segundo que voy a ver si encuentro algo de beber... si en un rato no vuelvo, despierta a alguien que se quede haciendo guardia antes de ir a buscarme... - vacilé un poco - o dadme por muerto y continuar sin mí. - pretendía que sonara a broma, pero no estoy seguro de si lo conseguí.

Salí del salón con la escopeta en la mano y la linterna apuntando hacia adelante. A cada paso que daba, miraba en todas direcciones por si veía algo raro.

Cuando entré en la cocina, la luz del sol empezaba a asomar por una de las ventanas, así que consideré inútil la linterna y la apagué. Me acerqué a la nevera y me alegré al ver que dentro había agua embotellada. Agarré la botella y volví al salón. Por suerte, no me encontré con nada ni nadie en mi camino.

-Vlad, ya puedes acostarte - dije mientras bebía un trago de agua - yo me quedo haciendo la guardia.