Resident Evil

· La norma más importante: Esto es para pasárselo bien. Las demás normas pueden ser saltadas en favor de esta.

· Prohibido el metajuego: Recordad que, aunque vosotros sepáis todo lo que es narrado, vuestro personaje sólo "conoce" lo que "ve" y por ello no está permitido que alguien sepa algo que no haya visto, oído o percibido por alguno de los sentidos. Se pueden deducir cosas... pero siempre con una coherencia lógica.

· Uno o dos personajes por participante: Es recomendable que cada jugador lleve a un único personaje. Pero no es obligatorio; de todas formas, se agradecería que no se lleven más de dos personajes a la vez, ya que puede llevar a confusiones. Asimismo, si se llevan a dos o más personajes, es importante que se aclare en qué momento habla/actúa cada uno.

· Nada de supermanes: Lógicamente, nuestros personajes serán humanos; más o menos especiales, pero humanos. Por ello, no pueden dar saltos de 20m, ni llevan pistolas de cargadores infinitos, ni son inmortales, ni inmunes a las enfermedades... representad a vuestro personaje como alguien normal con problemas normales y con limitaciones lógicas.

· Cada uno describe la acción de su personaje: Cada jugador llevará uno (o dos) personaje(s). La narración debe dirigirse exclusivamente a las acciones del personaje de cada uno, y a los actos ya descritos realizados por los otros personajes. Está prohibido describir la acción de otro personaje a menos que los jugadores lo hayan hablado con anterioridad.

· Mundo abierto: Si no hay nada escrito al respecto de algo, no significa que no exista, sino que tenéis un lienzo en blanco para rellenarlo como más os apetezca.

Suerte a todos.

Por cierto: las acotaciones y comentarios sobre la narración y demás elementos, hemos abierto un post para ellas. El enlace es ESTE


Lista de participantes: se irá actualizando según se vaya uniendo gente

Dakiraii [Rhea]
demnor
Dhaos [Vlad]
Jumpers [Coronel Radcliff]
Solhdeck [Khalid]
Surah [Core] [Aelita]

o


sera a traves del foro?

no es por mal pero creo que paso por el simple hecho de que me liare bastante...vamos, CREO que sera bastante royo..no? en persona hay un orden, y demas...

Ya que nadie se anima empiezo yo:

Debían ser las cuatro de la madrugada; la verdad es que no estaba muy seguro. Hacía poco que la policía había mandado desalojar el barrio donde vivía con mi hija pequeña.
Ahora estábamos en la estación de autobuses sentados en un banco esperando para poder conseguir una plaza en uno de los Pocos Buses que quedaban para abandonar aquella maldita ciudad infestada por esos Horribles seres.
Mi hija, que acababa de cumplir los ocho años estaba un poco aturdida por la situación, evidentemente no la había dicho lo que estaba sucediendo realmente, por lo que no estaba asustada, si embargo agarraba con fuerza el peluche que su madre le había regalado por su cumpleaños. Ella vivía en otra ciudad, hacía tiempo que no hablaba con ella pero tal y como estaban las cosas lo más prudente era que se quedase con su hija.
...
Dos buses salieron del aparcamiento y se pararon en los andenes uno y tres, me levanté con intención de ir hacia uno de ellos pero la gente empezó a correr como loca así que tras dar unos cuantos empujones conseguí coger a mi hija en brazos y comencé a correr yo también; uno de los buses ya se había llenado y había cerrado sus puertas y el otro estaba apunto de hacer lo mismo. Iba a subir, pero alguien chocó con violencia conmigo y no pude mantener equilibrio así que ambos caímos al suelo y el bus cerró su puerta.

(Si no os importa, lo haré como un juego de rol de "Resident Evil")

-¡Morid, hijos de puta! ¡Dejadme en paz de una vez!-gritaba mientras gastaba mi munición contra esos malditos seres.

Me había hecho con dos pistolas y algo de munición, pero intentaba utilizarla sólo para ganar tiempo. Aún así, se me estaba agotando, necesitaba algo mejor.

Yo había sido personal de seguridad en un laboratorio secreto llamado Corporación Umbrella en el pasado y guardaba en mi casa algunas armas. Lo dejé al descubrir que experimentaban ilegalmente con humanos. Sabía que no podía salir de la ciudad porque me tenían vigilado, pero me daba igual.

Cuando se produjo el "accidente", supe que era cosa de Umbrella aunque no se había dicho públicamente. En ese momento estaba demasiado lejos de mi casa, en una visita a un amigo, Albert, que vivía cerca de la frontera de la ciudad. Cuando se produjo el "accidente", dieron la noticia en todas las televisiones y rápidamente nos dirigíamos hacia el exterior. Pero entonces recordé a Blame, mi perra, y supe que tenía que volver a por ella.

Albert intentó convencerme de que era un insignificante animal y que era exagerado arriesgar mi vida por ella, pero le dije que no me iría sin Blame. Albert trabajaba como policía y dijo que todo lo que podía hacer por mí era entregarme un par de pistolas y un poco de munición. Me pidió que saliera de allí con vida.

Mi hogar estaba en el centro, desgraciadamente. Las probabilidades de poder salir de la ciudad con vida eran mínimas, pero tenía que intentarlo.

Después de varias horas corriendo y esconderme llegué a mi casa, pero no pude evitar tener un escalofrío al ver la puerta rota y tirada por el suelo y un charco de sangre manchando el parqué.

"-Blame... sigue viva, por favor...-"pensé para mí.

El viento me trajo el hedor de un... de uno de esos seres, fueran lo que fueran. Desde que había oscurecido esa noche, salieron y el pánico se apoderó de la ciudad.

El gobierno organizó un sistema de evacuación... como había visto en mis 55 años de vida, insuficiente. Apenas 10 buses que llegarían en tandas de pares llevarían a los afortunados apurados a algún lugar lejano, mientras que los que no tuviéramos oportunidad de llegar hasta la estación estaríamos condenados a morir por culpa de esas... criaturas.

Un par de horas atrás, había tomado la escopeta de dos cañones que conservaba de mi época de policía, unos cuantos cartuchos, y salí dispuesto a arrebatar alguna plaza en alguno de los autobuses que saldrían hacia la mitad de la noche. Las 4am era la hora de los últimos dos, y mi cojera no iba a facilitarme llegar a tiempo.
Llevaba una gabardina marrón, unas botas militares y un pantalón cómodo. También llevaba una chaqueta. La gabardina, gracias a sus bolsillos internos, me permitía guardar la munición.

Esquivé a unos cuantos... necrófagos o algo así, aunque tuve que disparar contra otros en mi camino hacia una posible salida. Entré en la estación de buses a la vez que los dos últimos vehículos. El panorama era vergonzoso: media ciudad se había aglomerado frente a los andenes de los que saldrían los últimos autobuses. En pocos segundos, ambos buses cerraron sus puertas y mucha gente se quedó con ganas de subir. Entre ellos yo, que a punto estuve de llegar a las puertas cuando alguien me empujó y, debido a mi cojera de la pierna derecha, choqué contra un hombre que llevaba una niña en brazos.

La escopeta permitió que me apartara del camino y no cayera sobre ambos. Cuando me levanté, les tendí la mano derecha para que el hombre se apoyara en mi y pudiera levantarse sin soltar a su hija. Esa mano mostraba una cicatriz en la palma; consecuencias de haber sido policía, pero ya no me dolía. El hombre me miró fijamente. A pesar de mi barba descuidada, mi pelo canoso y poco abundante, mis arrugas en la cara y las notorias cicatrices que ocupaban mi rostro, vio algo en mi que le dio confianza y se apoyó en lo que le ofrecía. Una vez estaba de pie, se me ocurrió proponerle un trato:

-Saludos, corren tiempos difíciles, ¿no? Creo que este no es el mejor lugar para una niña de esa edad. No desde esta noche, y no hay más buses. Necesitaré ayuda si quiero salir de este... matadero. Y creo que tienes un incentivo para esforzarte al máximo en ello. ¿Qué te parece si nos unimos? Perdón, no me presenté: Soy Khalid

Me guardé una de las pistolas en una de las dos cartucheras improvisadas, para ser más preciso con mi puntería. Me adentré en ella poco a poco mientras llamaba a Blame por su nombre o silbando.

No oía nada y eso me preocupaba. Con un vistazo, observé toda la cocina y comprobé que no había nada, tan solo algunas cosas tiradas. Decidí seguir el rastro de sangre que había desde la puerta. Me llevaba al salón. Lentamente, pero a pasos decididos, caminé hacia el interior, sin perder de vista el rastro de sangre.

Entonces descubrí que era. Tuve que echarme hacia atrás, debido a las nauseas. Ante mí estaba lo más horrible y grotesco que había visto nunca. Cuatro de aquellas criaturas estaban aliméntadose de un cadáver. Por suerte, o por desgracia, era un cadáver humano, el propietario del rasto de sangre. Respiré aliviado al saber que no era mi perra de la que se estaban alimentando.

Estuve a punto de incrustarles una bala a cada uno en la cabeza, pero decidí no hacerlo, sabiendo que no habían notado mi presencia. De haber más en la casa, llamaría su atención con los disparos.

Reculé lentamente y con cuidado, y me dirigí a las escaleras que me llevarían a las habitaciones superiores. Crujían un poco, pero esperaba no haberlos distraído de su alimento. Cuando llegué al piso de arriba, avancé por el oscuro pasillo llamando a Blame. Estaba a punto de perder la esperanza, cuando de repente, oí un ladrido.

Me despreocupé y bajé la guardia, avanzando de prisa hacia la habitación del final, el lugar de donde salían los ladridos. Pero sin que pudiera evitarlo, una puerta se abrió de repente y una de esas criaturas se abalanzó sobre mí. Perdí el equilibrio y choqué contra la pared de atrás, forcejeando con aquel cadáver viviente que se esforzaba en morderme.

-Suéltame... ¡cabrón!-dije entre dientes.

Pero por suerte, antes de que pudiera clavarme sus amarillentos dientes, otro cuerpo se abalanzó sobre él tirándolo al suelo. Era un cuerpo peludo, era Blame. Disparé mi pistola acertando en el entrecejo, y el cadáver se quedó parado en el suelo.

Agradecí a Dios el haberme llevado a conocer a ese cachorrillo que ahora era un gran pastor alemán. Gracias a él, ahora podía seguir viviendo. Abracé a Blame y la acaricié, agradeciéndole el haberme salvado y el haber seguido con vida.

Me introduje en mi habitación, donde había estado Blame y cogí ropa cómoda, poniéndome también la chaqueta de Umbrella, en la que aparecía su logo, y que formaba parte de mi antiguo uniforme, sabiendo que me protegería un poco más que una chaqueta normal y me permitiría llevar más organizadamente mis armas y la munición. Cogí una linterna y un poco más de munición, así como un cuchillo.

En ese momento, oí las escaleras crujir, Blame se puso nerviosa y empezó a ladrar. La cogí por el collar antes de que pudiera correr hacia allí y le dije que se estuviese quieta.

Cogí una de las pistolas y avancé lentamente, esperando a esos cabrones. A los pocos segundos los vi llegar. Eran los cuatro del piso de abajo. Con unos cuantos disparos los eliminé a todos.

-Vamos, Blame... tenemos que salir de aquí, ¡ya!-

Eché a correr seguido de Blame y salí de casa lo más rápido que pude. Ahora que ya había rescatado a mi perra, tenía que salir de aquella ciudad muerta. Pensé en ir a la estación de autobuses, porque sabía que de allí saldrían varios hacia el exterior. No tenía esperanza de encontrar sitio, pero era lo único que podía hacer.

Antes de que pudiera hacer nada, oí los llantos de una niña pequeña. Miré hacia el lugar del que provenían y vi una cría salir corriendo de un callejón. Pedía ayuda desesperadamente, así que corrí hacia ella para socorrerla. Vi a sus lentos y desagradables persecutores, así que la llamé para que no se alejara.

-¡Eh, tú, pequeña! ¡Corre, ven!-dije, mientras me acercaba y apuntaba a las criaturas. La niña se acercó hasta a mí y se me agarró asustada. Disparé a aquellos muertos vivientes hasta que cayeron al suelo y dejaron de moverse. En ese momento, guardé mi pistola y me agaché mirando a la niña.

-Ya no tienes nada de que preocuparte.-le dije con una voz tranquila pero fingida.-Yo soy Vlad, te protegeré si vienen más malos. ¿Sabes dónde están tus padres? Te llevaré con ellos.

-¿Qué hacemos en el sótano? - dije tirando de la pernera de mi padre.
-Nos escondemos, cariño - me contestó sonriente, mientras seguía apilando trastos viejos para trabar la puerta - Shhh.

Me cogió en brazos y me llevó a un rincón poco iluminado. Acarició mi cara sonriente, yo seguía sin entender que ocurría.

-¿Recuerdas el trabajo de papá?
-Si... - dije con voz temblorosa.
-Los zombies que cuidaba papá han escapado, princesa.
-...Ellos mataron a mamá - las lágrimas recorrían mi rostro.
-Tienes que hacer una cosa por papá. Abriré la puerta de atrás, y tu tienes que salir corriendo, ¿entendido?
-¡Yo no quiero irme sola!
-Rhea, debes hacerlo. Ten - extendió sus manos poniéndome un colgante - ¿Ves este líquido verde? Te salvará de ellos cuando vayan a por ti, así cuidaré de ti. ¿Entendido?
-Pero... - los golpes en la puerta eran cada vez más fuertes y mi padre me hizo coger impulso hasta la puerta de atrás.
-Te quiero, preciosa... y ahora... ¡Corre! - dijo cuando la puerta que había trabado saltó en varios pedazos.

Comencé a correr, aunque por culpa de las lágrimas casi no veía mis pies. Agarré fuertemente aquel colgante, quería sentir que mi padre estaba cerca, ¡seguro que estaba bien! Él podría con ellos, estoy segura.
Corrí por distintas calles, pero no diferenciaba ninguna y el miedo se apoderaba de mi. No había nadie y todo estaba en silencio, hasta que llegué a la Iglesia. Allí se escuchaban ruidos, ¡bien! Habría gente para ayudar a mi padre.
Abrí muy despacio la puerta, ya que casi no tenía la fuerza necesaria para abrirla después de correr tanto. Las cristaleras adornaban el lugar y poco a poco asomé la cabeza...

-¡Mierda!

Sin pensarlo más salí corriendo, y aquellos seres detrás de mi. Mis pasos eran torpes, tenía miedo y tropecé antes de encontrar el callejón por el cual haría mi sprit final. Pronto me reuniría con mi madre... lo siento, papá.

A lo lejos vi un hombre que comenzó a gritarme y sin pensar más, corrí hacía el y me agarré fuertemente a su pierna, él se encargó de que los malos no pudieran hacerme daño y prometió que me defendería de ellos.

-¿Y tus padres? Te llevaré con ellos.

Sin soltarme de su pierna, alcé la vista y pudo ver aquel logotipo. Umbrella.

-¿También trabajas para Umbrella? - agarré de nuevo el collar y lo miré con pena - mis padres trabajaban allí. Me llamo Rhea... la hija de Tomas y Lili Smith. ¡Ven conmigo! ¡Tienes que ayudar a mi padre!

La niña se tranquilizó un poco y vi como miraba el logo de mi chaqueta. ¿Conocería Umbrella?


-¿También trabajas para Umbrella? - me dijo, agarrando algo que llevaba colgado del cuello- mis padres trabajaban allí. Me llamo Rhea... la hija de Tomas y Lili Smith. ¡Ven conmigo! ¡Tienes que ayudar a mi padre!
-¿Tomas Smith? ¿El Doctor Jefe? ¿Él es tu padre?

Me di cuenta de que lo importante en ese momento era ayudar a la niña y a su padre, pese a mi opinión personal sobre él.

La cogí por la cintura para que se agarrase a mi cuello y llevármela encima.

-Rhea, iré a ayudar a tu padre. Pero te llevaré en brazos, vas descalza y no quiero que te hagas daño. Yo iré corriendo hasta allí y ayudaré a tu padre, pero tú te encargarás de guiarme y de vigilar que mi perra nos sigue detrás, ¿vale?-le dije con un tono amable.

Sabía que Blame no se separaría de mí, pero también sabía que al darle una "misión" a la pequeña, se tranquilizaría un poco porque estaría atenta al animal y se olvidaría levemente del miedo que estaba pasando.

Comencé a correr a donde me indicaba y le dije:

-Por cierto... ¿te ha dicho tu padre si estos monstruos tienen algo que ver con la Corporación?

No quise decirle que ya no trabajaba allí por si acaso decidía no contarme nada.

Mire para mi hija; no le había pasado nada. Posteriormente miré para arriba buscando a la persona que me había hecho perder el último bus, era un persona mayor... o eso o no parecía cuidarse mucho, tenía una barba larga y muy descuidada y un par de cicatrices repartidas por todo el cuerpo, parecía como si fuese un veterano de guerra. Lo miré de arriba a abajo.
El hombre me tendió su mano y me dijo:
-Saludos, corren tiempos difíciles, ¿no? Creo que este no es el mejor lugar para una niña de esa edad. No desde esta noche, y no hay más buses. Necesitaré ayuda si quiero salir de este... matadero. Y creo que tienes un incentivo para esforzarte al máximo en ello. ¿Qué te parece si nos unimos? Perdón, no me presenté: Soy Khalid.
Agarre su mano y me puse en pie, la verdad es que en cualquier otra situación no me hubiese planteado si quiera confiar en él, pero corrían tiempos difíciles y la verdad... pero que! Ahora acababa de ver que en su hombro reposaba una enorme escopeta... al principio me asusté pero comprendí que le sería de gran ayuda tal y como estaban las cosas. ¿Debería brindarle mi nombre como símbolo de confianza o debía buscar a otra persona con mejor aspecto. Miré a mi alrededor, pero... como pensaba realmente allí no quedaba nadie con mucho mejor aspecto que él y realmente necesitaría ayuda si quería abandonar la ciudad cargando con mi hija Aelita.
- Papi; ¿quién es este señor? - Dijo mi hija.
- Nadie cariño - tenía que pensar rápido algo - No hemos podido coger el bus para ir a ver a mamá, pero no te preocupes este señor nos va a ayudar a conseguir otro ¿vale?.
Aelita no parecía haberme hecho mucho caso; era normal, a aquellas horas debía estar muerta de sueño.
- Mi nombre es Core - Por fin me decidí a contestar - Espero que tengas alguna buena idea para salir de aquí.

Aquel hombre me miró, extrañado, al saber el nombre de mi padre, pero amablemente accedió a acompañarme mientras me alzaba en brazos y me pedía que vigilara a su perro mientras le guiaba, se llamaba Blame. Era grande.

-Por cierto... ¿te ha dicho tu padre si estos monstruos tienen algo que ver con la Corporación?
-No puedo contárselo a nadie, es un secreto... - agaché la cabeza y miré al suelo.

Aquel hombre corrió por las calles que yo le señalaba, esquivando agilmente los muertos que habían dejado aquellos seres. Yo, con lágrimas en los ojos, apretaba los puños deseando que no ocurriera nada de camino a mi casa y que allí, se encontrara mi padre.

Corrió por un par de calles más hasta que avisté mi casa, él aumentó su velocidad mientras le guíaba hasta la puerta por donde había salido, mi sótano.

-¿Rhea, no? Prométeme que si yo no estoy... lleves a mi perra Blame al exterior, ¿de acuerdo?- sonrió y siguió caminando conmigo en brazos.

La puerta estaba abierta, yo miré desesperada a todos lados, pero no había nada, solo la sangre que cubría gran parte de el suelo.

-¡¡Bájame!! - dije entre sollozos golpeando su espalda - ¡¡¡Bájame!!! Él no puede estar muerto ¡¡me prometió que nunca me dejaría!! - seguí golpeando su espalda mientras mis lágrimas corrían por mis mejillas cada vez más rápido -¡Déjame buscale! Sueltame... por...favor... - me costaba respirar - ¡¡Papá!! ¿Dónde estás? ¡¡Papá!! - mis gritos adornaban parte del vecindario, no sé de donde saqué aquella fuerza, pero necesitaba llamarle.

-No puedo contárselo a nadie, es un secreto...-me dijo, como avergonzada. Suponía que no me contestaría, pero no pasaba nada por preguntar.

Sin perder más tiempo, eché a correr guiado por la pequeña. Quizá el ayudarla me hiciera perder mi sitio en algún autocar, pero tampoco esperaba encontrarlo, así que lo mejor que podía hacer era ayudar a la pobre niña a encontrar a su padre, si es que seguía vivo. No sólo sería bueno para ella, si no para mí también, ya que rescatando a Tomas Smith, encontraría respuestas a muchas de mis preguntas.

La calle estaba totalmente muerta, había criaturas por todas partes, multitud de casas destrozadas, cadáveres, coches volcados... ¡coches!-pensé.

Lo más inteligente sería coger un coche grande, por si había que empujar a unos cuantos zombies. Decidí coger uno tan pronto llegásemos a la casa de la pequeña.

En poco tiempo y esquivando un par de cádaveres, llegamos por fin a su casa. Me guió hasta la puerta del sótano, la cual estaba abierta. Mientras nos acercábamos le dije:

-Rhea, ¿no? Prométeme que si yo no estoy... lleves a mi perra Blame al exterior, ¿de acuerdo?-le dije con voz tranquila.

Ella no respondió y lo comprendí, pero en el fondo sabía que se acordaría. Nos acercamos lentamente y vimos el interior. No había nada, tan solo un suelo manchado de sangre.

-"¡Mierda, mierda!"-pensé para mí.

La pequeña niña rubia miró y sus ojos se humedecieron.

-¡¡Bájame!! ¡¡Bájame!! Él no puede estar muerto... ¡¡me prometió que nunca me dejaría!! - dijo mientras golpeaba mi espalda una y otra vez.-¡Déjame buscarle! Suéltame... por... favor...-decía con voz entrecortada.-¡¡Papá!! ¿Dónde estás? ¡¡Papá!!-gritaba incesante.

Mi rostro se tornó triste, pero hice lo que me ordenó, la bajé y la dejé de pie delante de mí. Me agaché un poco hasta quedarme a su altura y la abracé.

-Tranquila... tranquila todo saldrá bien...-le susurré.-Tu padre estará bien, se habrá ido a algún otro lado más tranquilo.

Cuando me eché un poco atrás, le dije:

-Seguro que ha ido a esperarte a la estación de autobuses a que os marchaseis juntos de esta ciudad. Mira, tengo un plan. Te acompaño hasta tu habitación por si hay peligro, allí te cambias y te pones algo más cómodo y luego cogemos un coche y vamos hasta la estación, ¿te parece bien? Confía en mí.-dije, mientras le daba la mano como muestra de confianza.

Mientras, en las afueras de la ciudad.


Padecia insomnio en esos dias…apenas podia dormir…me duraba bastante ese dichoso insomnio…

-Que hora es? Vaya…las 4 menos 10, pense que seria mas tarde…menudo dolor de cabeza…y no me apetece nada bajar a la farmacia…

Necesitaba bajar a la ciudad para coger unas pastillas que me ayudasen a dormir… pense en atender a la television, para distraerme y asi coger el sueño…pero a esas horas solo ofrecen teletienda…en cuanto sali de la habitacion, interrumpieron la emision de la programacion para informar de una evasion inmediata de la cuidad.Tarde…yo ya estaba cogiendo las llaves del coche en el cajon de mi entrada
No me solia enterar de las noticias, ni veo las noticias ni suelo leer el periodico.De hecho, por leer no habia leido ningun tipo de prensa puesto en estos dias puesto que los quioscos tambien estaban cerrados…huelga de los quioscos?-Si ya dije yo que ultimamente esta ciudad esta algo rara…-murmuraba…

Nada mas arrancar el coche observe que estaba todo como desierto…ni un alma…un escalofrio me recorrio el cuerpo.
-normal! Son las 4 de la madrugada!

Despues de un ratito conduciendo hasta la cuidad vi pasar un bus…estaba lleno de arañazos…una rueda pinchada…algunos cristales rotos…y lleno de gente un poco desfasada…paró en una parada y vi como la gente salió corriendo del bus, incluso invadiendo la carretera, justo por donde yo estaba pasando.para evitar atropellar a un insensato di un volantazo que evitó que arrollara al chico, pero no pude evitar tocar el bordillo y estropear el eje delantero-maldicion!!!-baje para pedir explicaciones pero se habian marchado…cerré el coche y apuré para coger el bus, que tanto habia tardado en vaciarse, debido a la cantidad de gente que llebaba

-Que haces chaval?-me pregunto el busero medio asustado, mirandome con los ojos abiertos-a donde pretendes ir?corre!! huye!! Vete!!

Le mire extrañado, entre, pague y me sente

De camino a la ciudad, observe como a medida que nos acercabamos mas y mas al centro existia mayor numero de vehiculos volcados, averiados..-tambien las gruas deben de estar de huelga…menos mal que me coincidio en vacaciones, por que según veo la huelga debe de ser general. LA CULPA ES DEL GOBIERNO!! yo tambien estaria de huelga, quiero que me paguen mas por mi trabajo!!-dije lleno de razon…a pesar de que soy un simple soldador…

El bus llego a su destino. Digo a “su destino” porque en esos dias solo realizaba dos paradas, la de la estacion de buses y la que hay en las afueras de la ciudad…al pararse observe como existen empujones y demas para entrar en el bus…algo extraño pasaba…demasiado extraño…decidi salir por una ventana rota mientras la gente se agolpaba en las puertas aun cerradas- esque yo por las puertas no voy a dar salido-pense.
Sali sin muchos problemas y me olvide del tema

Ignoraba mi alrededor, pues acabe convenciendome de que estabamos en una etapa de huelgas de servicios. Coches volcados, farolas destrozadas, cristales reventados, cadave…res… …
Cadaveres???
-Y esa persona tirada en la calle??le habran atropellado!!llamare a una ambulancia!!!! Mier** no hay covertura!!...como no va a haber covertura??por muy de ncche que sea deberian funcionar los telefonos moviles!!

Una persona que vi correr hacia mi me agarro de la mano y me gritaba “vamos corre!!!”
Yo, medio aturdido, me deje llevar unos metros, pero me solte de ese extraño que me habia agarrado de la mano-loco!!!-, le grite mientras veia como seguia corriendo.

Cuando me di la vuelta veo una masa de gente correr en sentido contrario a mi, me aparte rapidamente, extrañado…y vi el origen de tanto revuelo
-fiesta de disfraces? La hora es sensata…pero en esta epoca del año??hombre…pues esos zombies estan bien logrados…pero…-hasta que uno de los supuestos disfraces le arranco la cabeza a un ciudadano…se dirigieron hacia mi y no me lo pense ni medio segundo en hechar a correr…no sabia que eran realmente, no sabia que estaba pasando..solo sabia que aquella cabeza era real…

Segui corriendo pero uno de esos “seres” se acerco increiblemente rapido a mi, en un acto reflejo inevitable, y muy cobarde por mi parte, agarre lo primero que note a mi lado para tirarlo detrás mia…ese “algo” era Juan, el panadero..que le hice tropezar y cae a mi paso, entreteniendo asi a esos repugnantes “seres” con su carne…eso era real…dios…esto era real…

Cada noche me despertaba, sin saber por que, desde hace unos dias…algo raro notaba en la ciudad, y en mi…algo raro estaba sucediendo

"Otro día más encerrado en esas instalaciones...

Todavía recuerdo el día en que llegó a mi una carta de la Corporación. Era la primera vez que oía hablar de ellos, pero el contenido de la carta dejaba claro que ellos sí sabían quién era yo. Sabían que llevaba 10 años en el ejército, y de mis habilidades como tirador de precisión, así como mi eficacia a la hora de trazar planes en momentos de conflicto. Y dejaron claro que la corporación quería tener esas habilidades a su servicio.

Y aquí estoy ahora, trabajando, comiendo y, en resumidas cuentas viviendo en este lugar, sin permiso para volver a la ciudad... Aunque he de admitir que la vida aquí dentro no está nad..."

-Coronel Radcliff, ¿me ha oído? - dijo mi superior, John Cooper, sacándome de mi ensimismamiento.

-Jake, deberías estar más atento cuando te hablan - se apresuró a decir Martin, tan rápido como siempre a la hora de hacer la pelota a Cooper.

-Perdón - me disculpé -, ¿podría repetírmelo?

-He dicho que quiero que supervise los informes de las patrullas de seguridad que se encargan de los laboratorios del D al H.

-¿Ese no es trabajo de Martin, Señor?

-Sí - dijo éste -, pero desde el "incidente" de Johnson, me toca hacer su trabajo.

El "incidente" de Johnson. Vaya manera de llamarlo. Yo lo llamaría "la estupidez de Johnson". ¿A quién se le ocurre hacer prácticas de tiro con especímenes de estos laboratorios? Yo no me acercaría a ellos ni aunque me pagasen. Johnson pagó su osadía con un brazo y sus entrañas. Al menos los especímenes quedaron saciados y hubo algo que recuperar para hacer el funeral.

Unas alarmas cortaron mis pensamientos.

-¿Qué demonios ocurre? - dijo Martin.

Tras unos instantes de incertidumbre, una voz sonó por megafonía:

"-Atención. Todos los usuarios de las instalaciones, incluidos los servicios de seguridad, deben ser evacuados de inmediato. Alerta de tipo 3-A en la sección H"

Alerta de tipo 3-A... ¿Una fuga? ¿Los especímenes han escapado?

-El cuerpo de seguridad no puede huir, Señor - dije con una seguridad que no sentía -. Debemos enfrentarnos a los especímenes con dureza extrema. Debemos detenerlos a toda costa. Si llegan a la superficie...

-Lo sé - me interrumpió Cooper -. No vamos a huir. Convocad a todas las patrullas en la sección H. Enseñemos a esos cabrones como nos las gastamos.

Minutos más tarde, todos estábamos armados y en formación en el pasillo que comunicaba las secciones H e I, la única dirección que podían tomar esos seres. A todos nos recorría un escalofrío de terror pensando que teníamos que enfrentarnos a esas cosas, pero era nuestro deber.

-Preparaos. Ya vienen.

- Mi nombre es Core. Espero que tengas alguna buena idea para salir de aquí.

- La verdad es que todavía no; mi amiguita - levanté un poco la escopeta - nos librará de... - miré a la niña; me di cuenta de que no sabía si era consciente de lo que pasaba realmente y decidí no mojarme - las molestias que encontremos en el camino. Pensaba atrincherarme en algún lugar seguro y esperar al día. Será más fácil verlos y huir de ellos con el sol en lo alto.

Me giré y miré un poco el panorama. Observé los inmensos edificios de piedra y cristal que rodeaban la estación de buses. Recordé una iglesia cerca.

- Quizás la iglesia sea el mejor lugar - dije.

Los enormes ventanales acristalados nos proporcionarían luz durante el día, mientras que el pequeño cuarto en el que el cura guarda sus ropajes y otros objetos, carente de ventanas, nos proporcionaría una cobertura espléndida. La única posible traba sería que estuviera ya infestada de... esos... seres. Pero, según mi juicio, llevaba munición de sobra.

-¡Oh, que dolor!-pensé, la cabeza me dolía intensamente y tosía con fuerza. La confusión hizo que tardara en percatarme de que tenía la boca llena de polvo. En cuanto reuní las energías suficientes para abrir los ojos me di cuenta de que estaba cubierto de escombros y , como pude, me deslicé entre los cascotes hasta que quede liberado de mi prisión. Lentamente,me incorporé y examiné mi cuerpo: tras pasarla por la frente, miré mi mano y la descubrí manchada de sangre ya medio reseca; milagrosamente, a parte de eso no tenía más que leves magulladuras.

Contemplé la escena: al parecer, de alguna manera me había quedado casi aislado en mi habitación. El habitáculo se encontraba totalmente patas arriba y los escombros cubrían casi totalmente el espacio que antes ocupaba la puerta, que ahora yacía medio rota,inclinada sobre la pared. Agradecí que así fuera, dado que, seguramente, el vacío creado por la casualidad entre la destartalada puerta y la pared fuese la causa de que yo no hubiera sufrido mayores daños.

Intenté recordar: La televisión anunciaba una evacuación de emergencia sin aclarar muy bien los motivos y yo me disponía a prepararme para la partida cuando, de improviso, se oyó un ruido como de tiroteo y a continuación una fuerte explosión, seguramente la causante directa de la situación en la que me encontraba.

Miré la hora: las 4:16 am. -¡Mierda!- pensé, según los informativos la hora de partida de los últimos transportes era a las 4. Debía de llevar horas inconsciente........ y por culpa de ello ya no podría ser evacuado.
Mi situación era crítica: me hallaba solo y desarmado para enfrentarme al peligro.....cualquiera que éste fuese............

Me desperté aturdido, y lo primero que percibí fue un penetrante hedor a putrefacción. Tras unos instantes, pude despejarme un poco, y miré alrededor para situarme. Al hacerlo, descubrí la fuente del hedor: cadáveres. A docenas, por todas partes, cubriendo todo el pasillo de la intersección H-I... Lo recordé todo de pronto. La tensión previa, el comienzo del enfrentamiento... ¿Y el final? ¿Cómo era posible que hubiera sobrevivido al paso de aquellos seres? Pudimos contenerlos al principio, pero eran tantos que su avance pronto se hizo imparable...

Yo estaba recargando mi arma cuando uno de los especímenes atravesó limpiamente el torso del hombre que estaba frente a mi, y el golpe me alcanzó a mi también, arrojándome con brusquedad contra la pared. Tras tantear mi cabeza, encontré la herida, confirmando mis sospechas acerca de por qué había quedado inconsciente.

Aún algo aturdido, me levanté con cuidado de no pisar ningún cadáver (tanto por respeto como por temor a que alguno no estuviese "del todo muerto"), y observé los cuerpos con uniforme. Ni Cooper ni Martin se encontraban allí. ¿Habrían conseguido huir? ¿O tal vez no es que no estuvieran, sino que no quedaba nada de ellos? Alejé esos pensamientos de mi mente, y revisé mi equipo. Casi no tenía munición, así que, tragándome los escrúpulos, comencé a registrar los cadáveres de los que habían sido mis subordinados.

Mientras me cargaba con toda la munición de que era capaz, pensaba en cómo estarían las cosas en las instalaciones de la Corporación. ¿Habrían conseguido detener el avance de esas "cosas" en algún punto superior? ¿Las habrían neutralizado? De no ser así, ¿habrían conseguido evacuar a todo el personal? ¿Estaría a salvo la ciudad?

-Tal vez no pueda salir de aquí con vida - dije en voz alta observando la masa de uniformes y carne que llenaba el pasillo -, pero me llevaré por delante a todos los monstruos que pueda: no pienso morir solo.

Tras 30 minutos, y con sólo media docena de seres con los que me había topado por el camino, me encontraba frente a la puerta que comunicaba las instalaciones de la Corporación con el aire libre, y no pude evitar esbozar una leve sonrisa. "La corporación posee el mayor y más eficaz sistema de seguridad del mundo. Nada puede atravesar estas puertas si nosotros no se lo permitimos" recordé que decía siempre Cooper, orgulloso... Entonces pensé: "Y una mierda. Nada puede detener a esos monstruos. Sólo la muerte"

Antes de salir, fui hasta las taquillas de los empleados, y de la mía saqué las llaves de mi coche. Tal vez ellos fueran muchos, pero no podrían alcanzarme en mi coche. No pensaba huir en él. Tenía una cuenta pendiente con esas bestias, y pensaba saldarla.

Me imagino que quieres ir a la Iglesia:


- La verdad es que todavía no; mi amiguita... nos librará de... - dijo el hombre y comenzó a mirar a su alrededor - Quizás la iglesia sea el mejor lugar.
¿La iglesia? pensé si claro era una Iglesia antigua con unas paredes de piedra extremadamente gruesas. Sería un buen refugio.
- Me parece buena idea - Contesté - si no han entrado todavía no nos será difícil impedir que entren una vez estemos dentro.
Sin esperar a más comenzamos a camiar hacia nuestro refugio, la calle estaba prácticamente desierta, tan solo quedaban algunos saqueadores que estaban saliendo de una tienda por el escaparate con un televisor en las manos. Que desastre, los van a pillar como pretenda huir con eso de la ciudad.
Unos minutos más tarde llegamos a la iglesia, abrimos la puerta y miramos en su interior, parecía que no había ninguno dentro. Di un suspiro de tranquilidad, tranquilidad que poco me duró al ver que el párroco estaba tirado sobre un charco de sangre cerca del altar.
Posé a Aelita en el suelo carca de Khalid y lo miré, parecía que se había dado cuenta de mis intenciones. Fui corriendo hasta el cuerpo del párroco y me arrodille, parecía gravemente herido pero estaba semiconsciente - Cuidad...o - dijo mientras tosía para limpiarse la sangre que debí haber en su garganta - Salid ... de..- Su voz se apagó, no había muerto ya que seguía respirando pero había perdido el conocimiento.
Mire a mi acompañante con cara de preocupación, a pesar de estar lejos parecía haberlo oído. Me levanté y cogí el pedestal de uno de los candelabros decidido a usarlo como arma si era necesario.

El hombre estuvo de acuerdo y nos fuimos hasta la iglesia. En el camino no tuvimos incidentes; pero una vez dentro nos encontramos con el párroco tirado en el suelo, rodeado de sangre. Parecía consciente, pero poco le duró.

La niña permanecía a mi lado, mientras su padre intentó hablar con el que pronto sería cadáver. Cuando el párroco cayó inconsciente, senté a la niña en uno de los bancos y le dije:
- No te muevas de aquí, vengo en seguida.

Comprobé todos los bancos de la iglesia mientras me acercaba al cuerpo inconsciente de aquel hombre. El padre de la niña me miró con cara de desconcierto; sobre todo cuando mi escopeta apuntó a la cabeza de ese hombre, y más cuando apreté el gatillo y un ruido extraño siguió al disparo que retumbó por toda la iglesia.
Volví a trote, cojeando, hasta donde estaba la niña.

-Ve con papá, estarás a salvo.
Saqué una de las pistolas que llevaba en las fundas del cinturón y se la lancé, con el seguro puesto, al padre de la niña.
-Te será más útil que eso, Core.

Era consciente de que lo peor que podía hacer era quedarme parado esperando a que la para mí desconocida amenaza me encontrase y acabase conmigo. El problema no debía de ser en absoluto trivial porque en ese caso las autoridades no habrían organizado una evacuación masiva de forma tan repentina.

Todavía pensando en esto, me dispuse a apartar, poco a poco, los escombros que taponaban la entrada de la habitación hasta que conseguí el espacio suficiente para traspasar el umbral. No me sorprendió descubrir que el pasillo estaba en el mismo estado que la estancia que acababa de abandonar. Era como si se hubiese librado una gran batalla en el lugar, pero fuesen quienes fuesen los combatientes debían de haberse ido, o al menos eso quería creer.....

Me dije que debía buscar un arma, así que me dirigí a la cocina. La iluminación era escasa: apenas unos débiles hilos de luz que se filtraban a través de los resquicios de las casi bajadas persianas y los espacios de pared donde el ladrillo se había desprendido, pero a pesar de ello conocía la casa y no me costó demasiado alcanzar mi objetivo. Una vez allí, cogí el machete que solía usar para despiezar el pollo. También cogí un mechero, pero al intentar guardarlo fui consciente de que todavía estaba en pijama.

Me dirigía de nuevo al dormitorio para cambiarme cuando oí algo, apenas un leve susurro, procedente del salón. Me sentí tentado de encender la luz, pero no quería llamar la atención, así que, armándome de valor y sin soltar el mechero ni mucho menos el machete, que asía cada vez con más fuerza, comencé a acercarme lentamente. Temblaba de pies a cabeza, lo único que evitaba que el pánico me dominase era la presencia en mi mano de la afilada arma, a pesar de que no estaba seguro de saber usarla. Por un momento dudé, pero encendí el mechero y seguí adelante, hacia donde parecía hallarse la fuente del débil sonido.....

Me sobresaltó la dureza de lo que ví. Cuando lo tenía prácticamente a un metro de distancia pude vislumbrar a un hombre, tendido en el suelo con el torso apollado contra la pared, gravemente malherido.Llevaba equipamiento militar, le faltaba el brazo derecho, que parecía haber sido salvajemente mutilado, y sangraba copiosamente por el espacio que quedaba sin protección entre el chaleco de kevlar y el casco protector que llevaba. -¡Dios!, aguante, buscaré ayuda- pero el soldado se limitó a levantar su tembloroso brazo y extender el dedo índice.....

¡¡¡¡Ahhhhh!!!!,un poderoso golpe en el costado consiguió que que me desplomara. Sin siquiera tener tiempo de levantarme, me giré justo para ver como un horrible ser se avalanzaba sobre mí. Instintivamente asesté varios machetazos en el cuello de la criatura y sentí como su sangre salpicaba mi cara hasta que, finalmente, su cabeza se desprendió.Mi cuerpo estaba saturado de adrenalina,miré a todos los lados para comprobar que la amenaza habia terminado, me fijé en el soldado, que ya no respiraba -lo lamento pero no hay tiempo para lloriqueos, no lo hay,no,no,no,no, esta muerto y ya no volverá,no,no,no,no-, las ideas se agolpaban en mi mente y las expresaba en alto a pesar de no haber nadie escuchándolas , - ¡¡¡a la mierda la discreción!!!, ¡¡¡tengo que salir de aquí como sea y encontrar un lugar seguro!!!-, y en este estado de nervios despojé al soldado de su uniforme y su equipamiento, que en ese momento se componía únicamente de un cuchillo de comando, sin contar con el chaleco y el kevlar -tú ya no lo necesitarás-, pensé mientras me ponía su indumentaria y contemplaba su destrozado cadáver, tendido a unos metros del de la bestia, que parecía salida de algún videojuego al que había jugado no hacía tanto. Curiosamente eran los personajes de mis juegos a los que más aborrecía -¡qué irónico-, pensé. Pero esto no era ningún juego....

Como una exhalación, recorrí la estancia en busca de cualquier arma que el desafortunado soldado hubiese perdido, pero no encontré ninguna, -quizá hubiese perdido la mayoría de sus armas, junto con su brazo, en otro lugar y se hubiese desplazado hasta aquí en busca de refugio, aunque sin éxito-. Pero no había tiempo para cavilaciones así que cogí todo lo útil que encontré en casa: una linterna, seis barritas energéticas (dado que posiblemente no comería en mucho tiempo),una botella grande de agua, vendas, esparadrapo y alcohol. Introduje todo lo que pude en los compartimentos del uniforme (que no eran pocos) y el resto lo metí en una mochila que cargué sobre los hombros, y bien pertrechado me dispuse a salir al exterior......

Tras coger las llaves, me dirigí al ascensor que conducía al aparcamiento. Aunque tenía la salida prohibida, no significaba que no pudiese descargar adrenalina conduciendo a varios cientos de kilómetros por hora con mi coche. Ese coche era mi orgullo. Me había costado mucho encontrar uno en buen estado, pero había logrado hacerme con un Shelby Mustang GT500 de 1967, una auténtica reliquia, pero con un motor de una potencia brutal. Cargué un fusil de asalto y casi todos los cartuchos de munición que había cogido antes en el maletero y lo cerré. Dejé mi rifle de precisión en el asiento de al lado, y en el asiento trasero dejé otro rifle de asalto, por si acaso.

Arranqué, con el rugido habitual de los Muscle, y salí disparado en dirección a la salida del complejo.

En cuanto salí a la calle, pude ver a varias de esas asquerosas criaturas, y no lo pensé dos veces. Un coche puede matar a una persona. También podría matar a esas cosas. Pisé a fondo el acelerador, y dirigí el morro del coche al más cercano de los seres. En cuanto lo alcancé, el parabrisas quedó casi completamente cubierto de su sangre y parte de sus entrañas. Al momento accioné una palanca del coche para lanzar un par de chorros de agua sobre el parabrisas para poder ver hacia dónde iba.

"No puedo embestir de frente... - pensé -pero no es un problema". Mientras apuntaba hacia mi nuevo objetivo, sujeté con fuerza el freno de mano con la mano derecha, y a apenas cinco metros de las bestia lo accioné, al tiempo que giraba bruscamente el volante hacia la izquierda. El derrape se llevó por delante a los tres "fugitivos" del laboratorio que quedaban en esa zona.

-Mis hombres no mueren sin un buen motivo - dije mirando la cabeza que rodaba junto a mi coche, recién arrancada.

Aceleré de nuevo, y me interné en la ciudad en busca de nuevas víctimas para mi venganza.

Mire a Khalid y este sacó su escopeta y le disparó al al párroco provocando un gran estruendo que despertó a mi hija y se asustó. Este la cogió y la trajo a mi lado.
La abracé para que no tuviera miedo y enseguida conseguí tranquilizarla.
-Te será más útil que eso, Core - El hombre me lanzó una pistola.
La miré extrañado, nunca antes había tenido una en mis manos y no estaba seguro de si sería capaz de usarla o no, apuntar y darle al gatillo; no parecía difícil. La observé con detenimiento y me fijé en que el seguro estaba puesto. Tras varios intentos para quitarlo lo conseguí.
Agarré a Aelita de la mano y miré por la puerta que llevaba a la habitación que parecía ser el lugar donde se cambiaba el párroco ya que en una percha había colgada indumentaria de sacerdote y colgando de una silla unos Vaqueros anchos y un jersey verde. Me adentré en la estancia cautelosamente y mire con detenimiento, abrí todos los armarios y miré en todos los rincones. No había ninguno dentro.
Atranque con varios armarios las dos únicas ventanas que había.
- espérame aquí - mi hija me miró - Son cosas de mayores, volveré enseguida tu espera aquí, cierra la puerta y no dejes que nadie entre.
- Tengo miedo - No salió otra respuesta de la boca de Aelita
- Miedo, ¿de qué?
- Del señor que nos va a conseguir el bus.
- No te preocupes por él,¿vale?
Ella asintió y se limpio los ojos como si estuviese reprimido el llanto.
- Bien. No te preocupes, no tardo.
Dicho esto salí de la habitación. Khalid ya no estaba en e pasillo, pero oí varios disparos de escopeta procedentes del piso de arriba.

Aquel hombre no tardó en dejarme, delicadamente, en el suelo. Mis lágrimas y sollozos no cesaban, él me miró y me dijo que mi padre se habría ido a un lugar más seguro. Mi corazón ansiaba que eso fuera así, mi padre no podía morir.

-Seguro que ha ido a esperarte a la estación de autobuses a que os marchaseis juntos de esta ciudad. Mira, tengo un plan. Te acompaño hasta tu habitación por si hay peligro, allí te cambias y te pones algo más cómodo y luego cogemos un coche y vamos hasta la estación, ¿te parece bien? Confía en mí. - me tendió la mano, yo lo acepté.

Le guié por mi casa hasta llegar a mi cuarto, era demasiado espacioso para mi.

-Te espero aquí fuera mientras te cambias, ¿vale? Abrígate, hace frío.

Entré en mi cuarto en busca de ropa, pero después de él ataque de esos seres, estaba todo destrozado. Me costaría un par de minutos más encontrar algo.

-¿Eras amigo de mi padre? - dije mientras rebuscaba entre el caos.
-Eh... eh... no. Lo conocía... te seré sincero, ya no trabajo en Umbrella.
-¿Por qué?
-Digamos que... no acababa de gustarme lo que hacían allí...
-Oh, ¿no te llevabas bien con los jefes?
-No es eso, estaba contento con mi trabajo, pero... la Corporación...
-Te pareces a mi papá.
-¿Ah, sí? ¿Por qué lo dices?
-Era un gran hombre, y tampoco le gustaba lo que hacía en la Corporación. Pero el nunca tuvo la opción de irse...
-¿Tampoco le gustaba? Creía que sí... bueno, yo tampoco pude elegir, realmente...como era del Cuerpo de Seguridad, tampoco les importaba del todo que me fuera, pero sé que me vigilaban, por si contaba algo de lo que se hacía allí.
-¿Odias a mi padre? - al final salí de la habitación, tenía unos vaqueros algo rotos y una sudadera de mi padre. Le miré a los ojos.
-Ah, ¿Ya estás? - me dijo con una sonrisa - ¿Vamos?
-...Si, pero antes, necesito una cosa - corrí a la habitación de mis padres. Necesitaba el porta-fotos de mi madre, quería tener a mis padres siempre cerca. Cuando lo encontré, me lo puse al cuello - estoy lista.
-Quizá mi opinión sobre tu padre esté equivocada, pero lo que oí y vi mientras estaba en Umbrella... sí, lo odio. Pero prometo llevarte con él, lo juro. - me dijo sinceramente mientras bajamos las escaleras.
-Él hizo cosas buenas... -mi voz se tornó triste - como esto - agarré el collar y lo alcé para que lo viera.

Él se giró para mirar el collar, pero antes de que pudiera hacerlo, comenzaron a escucharse ruidos en la casa.

-Oh, no, ¡mierda, zombies!
-¡Mi padre! Quizá este ahí fuera - comencé a correr escaleras abajo con un paso bastante torpe.
-¡Espera! - no tardó demasiado en cogerme en brazos y correr - Ven, salgamos por una ventana... ¡nos han rodeado! - esquivó los zombies que había en el camino hasta llegar a la ventana. Allí se rompió la camiseta, y rodeando su mano con la tela, rompió la ventana.
-¡¡Papá!! - grité a pleno pulmón.
-¡Vamos, ven! - miré atrás - confía en mi.

Una vez fuera, Blame se enfureció, y yo tenía miedo. Estábamos rodeados por esos seres, que no parecían tener piedad.

-¡¡Agárrala, por favor!!

Me abalancé sobre Blame, mientras las lágrimas recorrían de nuevo mis mejillas, y mirándole a los ojos, le pedí que se quedara quieta. Ella obedeció. Aquel hombre comenzó a disparar a los zombies, todo era demasiado ruidoso, confuso y eran demasiado. De pronto, uno murió, y no había sido él el que disparó. Poco después, se acercó a mi.

-Vamos, Rhea.
-¿A dónde? - me sequé las lágrimas mientras caminaba.
-Tenemos que salir de aquí, tu padre se ha ido, no está aquí.
-¿Me llevarás con él?
-Te lo prometo - al escuchar sus palabras me sentí feliz.

Me guió por su casa hasta llegar a su habitación. Suponía que aquellas criaturas ya habían estado dentro, ya que había muchas cosas tiradas por el suelo, entre ellas, una foto de Tomas Smith con su mujer y su hija. Mi rostro se tornó serio, pero la joven Rhea no se dio cuenta. Cuando se introdujo en su habitación...

-Te espero aquí fuera mientras te cambias, ¿vale? Abrígate, hace frío.-le dije, apoyándome en la pared del pasillo.

Oía ruido en el interior, suponiendo que buscaba cosas entre los cajones.

-¿Eras amigo de mi padre? - me sorprendió con su pregunta.
-Eh... eh... no. Lo conocía... te seré sincero, ya no trabajo en Umbrella.-le dije, sincerando por fin con ella.
-¿Por qué?
-Digamos que... no acababa de gustarme lo que hacían allí...-le dije sin saber muy bien como explicarle.
-Oh, ¿no te llevabas bien con los jefes?
-No es eso, estaba contento con mi trabajo, pero... la Corporación...
-Te pareces a mi papá.-me dijo, llenándome de ira, pero me tranquilicé.
-¿Ah, sí? ¿Por qué lo dices?-
-Era un gran hombre, y tampoco le gustaba lo que hacía en la Corporación. Pero el nunca tuvo la opción de irse...-

"-¿Qué tampoco le gustaba? Pero si él... él era el que dirigía aquellos horribles proyectos. ¡Maldita sea! ¿Todavía había alguien por encima de él que le obligaba a hacerlo?-"

-¿Tampoco le gustaba? Creía que sí... bueno, yo tampoco pude elegir, realmente...como era del Cuerpo de Seguridad, tampoco les importaba del todo que me fuera, pero sé que me vigilaban, por si contaba algo de lo
que se hacía allí.
-¿Odias a mi padre? - dijo mientras salía de la habitación, vestida con unos vaqueros rotos y una sudadera más grande de lo que sería su talla.
-Ah, ¿Ya estás? ¿Vamos?- le dije sonriente, tratando de olvidar la pregunta que acababa de hacerme.
-...Si, pero antes, necesito una cosa -dijo mientras se adentraba en otra habitación. Al volver, a primera vista, no notaba nada nuevo. - estoy lista.-me dijo.

Comenzamos a bajar por las escaleras y decidí contarle lo que pensaba.

-Quizá mi opinión sobre tu padre esté equivocada, pero lo que oí y vi mientras estaba en Umbrella... sí, lo odio. Pero prometo llevarte con él, lo juro. - le dije sincero. Aunque no sabía muy bien por qué, le había cogido cariño a la pequeña y quería que estuviera con su padre. Me daba igual mi opinión sobre él, la salvaría por todos los medios, tanto a ella como a Blame, mi perra, que me seguía allá donde fuera.
-Él hizo cosas buenas... -dijo con voz triste - como esto - dijo mientras se paraba detrás de mí.

Me giré para observar lo que ella quería mostrarme, pero un estruendoso ruido llamó mi atención. Cuerpos muertos, guiados por una insaciable hambre, rompían algunas de las ventanas cercanas que todavía quedaban sin romper o entraban por la puerta, que yacía en el suelo.

-Oh, no, ¡mierda, zombies!-grité, caminando rápidamente hacia abajo.
-¡Mi padre! Quizá este ahí fuera - dijo Rhea, adelántandome y dirigiéndose a los zombies.
-¡Espera! - le dije mientras la agarraba y tiraba de ella- Ven, salgamos por
una ventana... ¡nos han rodeado! - le dije esquivando a los zombies y golpeando a alguno con el puño para alejarlo un poco. Encontré una ventana vacía, sin zombies, y caminé hacia ella.

Con fuerza, arranqué un trozo de camiseta y me lo rodeé en el puño. Rompí la ventana con un golpe, hasta hacer un agujero por el que caber sin cortarnos. Crucé al otro lado, Blame saltó detrás de mí, pero la joven quedaba al otro lado de la ventana.

-¡¡Papá!! - gritó a pleno pulmón.
-¡Vamos, ven! confía en mi.-le dije serio, tendiéndole la mano.

Ella me cogió la mano y le ayudé a salir. Pero sin darnos cuenta, aquellas criaturas ya nos habían rodeado. No había por donde salir. Blame se enfureció, ladraba con fuerza. Sabía que estaba deseando morderles, pero no quería perderla.


-¡¡Agárrala, por favor!!-le pedí, algo desesperado.

Ella la tranquilizó y yo saqué mis dos pistolas. Disparé una y otra vez, las recargué varias veces, pero cada vez estaban más cerca. Eran muchos y mis tiros, debido a mi nerviosismo, no siempre eran certeros.

"-Mierda... estamos jodidos...-"

Bajé mis brazos, estábamos perdidos. Respiré fuerte, no sabía que hacer. La miré a ella, tenía que protegerla, pero no teníamos salida. ¿Qué debía hacer?

Y entonces, de repente, una rápida bala atravesó la cabeza de uno de ellos, dejándolo en el suelo. Y luego otro, y otro. Esto les confundía, dejando de avanzar y tratando de buscar a su nuevo cazador. No sabía quien estaba disparando, pero me había dado una oportunidad perfecta. Disparé de nuevo eliminando a los zombies más cercanos y cuando encontré un hueco, cogí de la mano a Rhea hasta alejarnos un poco.

-Vamos, Rhea.-le dije, serio.
-¿A dónde? - dijo secándose las lágrimas.
-Tenemos que salir de aquí, tu padre se ha ido, no está aquí.
-¿Me llevarás con él?
-Te lo prometo - le dije, y sonrió.

Me cogió de la mano, confiando en mí. Debía cumplir mi palabra. Busqué al tirador que nos había salvado la vida y pude encontrarlo en lo alto de un paso elevado. Corrí hacia él, debía darle las gracias. Cuando llegué hasta él, le dije:

-Muchísimas gracias, nos has salvado la vida... -decía mientras recuperaba mi respiración y levantaba la cabeza para mirar a mi salvador. -¿Señor... Radcliff?
-Ese símbolo... ¿Eres de la corporación?-me preguntó, sin escucharme.

Miré a otro lado, avergonzado.

-No. Ya no. Me fui al descubrir las cosas horribles que podían llegar a hacer. Señor Radcliff... ¿Esto es cosa de Umbrella?

LLevaba ya un rato conduciendo, acabando con cuantos zombies me encontraba, aunque no eran muchos... "¿Qué está pasando? - pensé - Cuando escaparon de las instalaciones de la corporación eran muchísimos... ¿Dónde coño se habrán metido?"

Me detuve en un paso elevado, y observé el terreno un par de calles más abajo, y entonces oí los gritos de una niña. La localicé enseguida, ya que estaba acompañada de un hombre que comenzó a disparar sin cesar. Vi que había también un perro con ellos. Estaban rodeados de zombies. Eran demasiados, no lo lograrían... Al menos no sin ayuda. Me asomé, y apunté con mi rifle de precisión.

-No volveréis a matar a nadie - dije, y acto seguido volé la cabeza de la criatura que se encontraba más cerca del grupo. De manera automática, seguí disparando, utilizando sólo una bala para cada zombie. Poco a poco abrí un pequeño camino entre los zombies para que pudieran escapar, y el hombre no desaprovechó la oportunidad. Siguió disparando para agrandar el hueco que les permitiría huir. El hombre me buscó con la mirada, y cuando me localizó dirigió su apresurada carrera hacia mí.

-Muchísimas gracias, nos has salvado la vida... - decía mientras recuperaba su respiración y levantaba la cabeza para mirarme - ¿Señor... Radcliff?

-Ese símbolo... ¿Eres de la corporación? - le pregunté al reconocer el logotipo de la Corporación Umbrella en su chaqueta.

Miró a otro lado, avergonzado.

-No - contestó al fin -. Ya no. Me fui al descubrir las cosas horribles que podían llegar a hacer. Señor Radcliff... ¿Esto es cosa de Umbrella?

Parecía buena persona, pero seguía siendo un fugitivo de la Corporación. No sabía si podía fiarme.

-Hablaremos más tarde de eso - respondí sin más. Me dirigí al maletero del coche y le tendí el fusil que tenía ahí guardado - Esa chaqueta es del cuerpo de seguridad - le dije -. Si te admitieron en la corporación, debes saber cómo usar esto. No podemos permitir que esas cosas sigan rondando por ahí. Coge también un par de cargadores. Vamos a eliminar a ese grupo. Que la niña y el perro esperen en el coche - dije mirando hacia ellos. "Esta niña... Me suena de algo, creo haberla visto antes..." pensé - Vamos, no hay tiempo que perder, no podemos permitir que esas cosas sigan rondando por ahí.

Subí al piso de arriba mientras Core se ocupaba de la niña. En el camino recordé que no le había preguntado el nombre de la cría y que, si me lo había dicho, no le había escuchado.

Por suerte, el piso de arriba todavía conservaba electricidad y encendí las luces sin problemas.
"Mierda" pensé. Cuatro... seres de esos estaban comiendo el cuerpo de... de... ¿una mujer?. Por su indumentaria me pareció una prostituta. Me pregunté si había sido el párroco quien la había llamado o estaba allí sin que él lo supiera; sin embargo, cuando encendí la luz, esos cuatro monstruos cesaron su labor y me miraron fijamente.

Recordé que no había recargado el disparo al párroco, por lo que sólo tenía cinco tiros antes de tener que recargar.
Uno de esos zombies saltó directamente sin acercarse antes, por lo que cuando el disparo le alcanzó el pecho éste estaba en el aire y voló hacia atrás hasta chocar contra una pared y mancharla de sangre.
Otros dos intentaron rodearme, pero fui más rápido que ellos apuntando y disparando. El último corría hacia mi y, cuando me quise dar cuenta, no tenía modo de dispararle, ya que estábamos forcejeando con mi escopeta.
Caimos al suelo y conseguí empujarlo con un pie y levantarme antes de que pudiera morderme. El disparo le destrozó la cabeza, y rompió alguna madera del suelo.
Me di la vuelta y me dispuse a bajar cuando, repentinamente, noto un dolor penetrante en la espalda. Al mirar por encima del hombro me di cuenta de que el primer disparo no había matado al primer... bicho, lo que le permitió levantarse y saltar a por mi en mi despiste. Tenía sus uñas clavadas en la espalda pero, a pesar de ello, pude darle un codazo en la cara; momento en el cual me di cuenta de que, fuera lo que fuera, era femenino.
A pesar de ello no vacilé en tirarla al suelo de una patada y reventarle la cabeza con mi último disparo... mis heridas ya las curaría más adelante.

Bajé por las escaleras con mi cojera habitual mientras recargaba mi escopeta. Cuando vi a Core, le comenté lo que me pareció que debía saber:
-Arriba ya no hay nadie. Cuando compruebe el sónato estaremos seguros aquí... Acércate a la puerta y, si ves a alguna persona viva con un arma, que se nos una. Cuantos más seamos mejor.

Me acerqué a la puerta que llevaba a las escaleras del sótano de la iglesia, la abrí y, tras pensar unos segundos, me dispuse a bajar.