Proyecto Ghost

Me desperté medio aturdido, el sol se asomaba levemente por una de las ventanas rotas de la casa, a mi lado descansaba mi rifle y mi mochila con las pocas provisiones que había encontrado. Restregué bien mis ojos y me levanté costosamente de aquella cama medio rota. Me acerqué a la ventana y eché un vistazo al exterior. Nada...eso es todo lo que se veía hasta el horizonte, todo seguía igual que ayer...

Hubiera preferido ver algún animal; quizás un ave. Pero no había nada. Miré mi reloj de pulsera. Me desagradó descubrir que se había quedado sin pila a las tres y veintiseis minutos de la madrugada. Cogí el rifle con una mano y con la otra levanté la mochila y la abrí. Decidí no comer demasiado ya que desconocía el tiempo que iba a pasar con esas provisiones y opté por ahorrar la mayor cantidad de alimento posible. Abandoné la casa sin vacilar, dispuesto a seguir mi viaje con rumbo a... donde fuera.

Ya debia ser medio dia cuando divisé en el horizonte unha figura acercandose a toda velocidad. Entré corriendo en un edificio y me dirigí rapidamente a la 4a planta. Agarré mi rifle, lo cargé y me posté tras una de las paredes destrozadas. Esperé paciente. Al poco rato pude distinguir desde mi mira el vehículo: era un rastreador. En sus laterales se podía distinguir el simbolo de la Fundación de los Lobos.

Desde donde estaba situado podía escuchar eco de sus firmes pasos. No sabría decir con exactitud cuantos hombres subían aquellas escaleras, lo que sabía seguro era que estaba en un aprieto. Miré mi rifle, y me animé a mi mismo a permanecer en silencio. Pese a que la bestia que había en mi quería salir a matar a aquellos despreciables tipos. Cuando me di cuenta, ya habían llegado a la 4ª planta. Apoyé mi cabeza sobre la pared y respiré hondo, escuchando atento sus movimientos.

En silencio abrí la mochila deseando encontrar rápidamente una de aquellas pequeñas bolas, pero como siempre, cuando más necesitas una cosa, más tiempo tardas en encontrarlo. El tiempo pasaba y los pasos se acercaban... por suerte, al fin la encontré. Me acerqué a la ventana y lancé la esfera lo más lejos posible, entre la maleza. Después apreté el detonador. Ruidos sordos a lo lejos... escuché espectante. "Disparos a lo lejos!" "A por ellos!" "Vamos!".
La proxima vez unos simples petardos no me salvarían, debería...

debería buscar armas de verdad. Estos tipos aprenden rápido, o eso me había demostrado mi experiencia.
Corrí escaleras abajo hasta la primera planta. Allí recordaba haber visto una habitación más o menos entera donde podría montar rápidamente una barricada para cuando mis enemigos volvieran. Así lo hice; acto seguido apoyé mi rifle sobre una de las mesas que servían de muro y esperé paciéntemente a que volvieran.

Por mucho que esperé. nada parecía moverse. El silencio me agobiaba cada vez más. De repente, un ruido a mi espalda, me giré y apunté... solo era una rata. Quizás debería moverme, si aun no habían llegado puede que estén tan asustados o más que yo. Me levanto y empiezo a caminar.

Me dirigí hacia la salida de emergencia. Abrí la puerta despacio, esperando no encontrarme con nadie. Salí, me hacerqué hacia la esquina del edificio y heché un ojo al panorama. Dos hombres inspeccionaban la zona donde había lanzado la granada mientras un tercer hombre esperaba sobre una ametralladora postada sobre la furgoneta, vigilando los alrededores. Miré mi cargador, sólo tenía tres balas. Sabía que no podía desaprovechar esta ocasión. Hacerme con esa furgoneta era necesario, los rastreadores eran señal de que algo grande se acercaba a la zona.

Sin dejar de mirar al tipo de la ametralladora, avancé como pude hasta que me paré detrás de él sin ser visto; los coches sirvieron como escondite. Una vez cerca, no lo dudé un instante y le disparé a la cabeza.

Acto seguido, ante los gritos de los que estaban investigando la zona, me subí rápido a la camioneta y la puse en marcha justo cuando llegaron. Antes de que pudieran hacer nada, yo ya estaba demasiado lejos como para que me detuvieran.